Con esa alma, de persona buena, transparente, con esa fuerza interior, para saber afrontar la enfermedad, el cáncer de una manera positiva, de una manera sin miedos, sin oscuridad, Cristina supo volver a ser en esos minutos de palabras que no quería oír, enfrentarse a las sesiones de quimio, de radio, cada mañana, el amor incondicional de su pareja, David, sus hijos, Mateo y Carlo, dándole esos ánimos que ella necesitaba, y después de la operación, llegó la meta, ese paseo, de Cristina y David, observando el paisaje, pensando que todo lo vivido, había merecido la pena, con esa alma, con esa oda, de valentía, de impulso, para saber, para entender...Feliz viernes para los amigos de la Asociación, porque con la lucha y la valentía todo es posible...
